Los niños, como cualquier adulto sensible, pueden ver claramente la diferencia entre las palabras-imagen y los hechos. Si miramos el discurso cotidiano nuestra organización social se basa en la avaricia (capitalismo), la mentira (política) y la desconfianza (explotación del otro y de los recursos), cierto que a corta distancia la imagen pudiera parecer otra cosa. Cuando se rompe la imagen le llamamos "crisis" y esto genera mucho sufrimiento.
Entre algunos estudiosos existe un recurrente discurso que dice que la educación es esencial para salir de esta "crisis". Y los gobiernos se afanan en hacer Pactos por la Educación.
¿Qué querrá decir eso? Si los banqueros y las multinacionales causantes de la "crisis" tienen entre sus filas a los más educados, competitivos y exitosos de la historia humana.
Es poco honesto seguir mintiendo a los niños, condicionarlos en valores y contenidos escolares en un sistema competitivo (ver el ranking de países en el informe PISA) y por otro lado estresar con el tipo de organización del trabajo que se ha impuesto a la pareja, pasando poco tiempo con los niños, y todo esto a penas para darles lo básico: vivienda -que es del banco-, comida, vestido, salud y escuela... también tecnología de entretenimiento.
La CRISIS no es esta "crisis". Hay algo mucho más profundo en nuestro modo de proceder: una concepción autoritaria y desconsiderada del ser humano al que educamos, de forma recurrente y desde muchos ámbitos, en la impotencia o en la ilusión si responde a los patrones de éxito establecidos (quizá llegue a banquero).
Otra mirada es la gente que impulsa dinámicas democráticas donde este círculo se rompe. El economista Muhammad Yunus - llamado el banquero de los pobres- hace viable un nuevo modelo de relación entre las personas y el dinero, que permite a millones de personas dejar de estar en "crisis", educándose entre sí en una nueva dinámica social. Ver enlace en Educar-se: Grameen Bank